La práctica deportiva puede transitarse de muchas maneras, pero hay algo que sí o sí se requiere para llegar a lo más alto: sacrificio y entrega. Romina Moreno se enamoró del patinaje artístico cuando era muy pequeña. Si bien empezó a patinar a los 5 años, al principio no le daba mucha regularidad, pero con el tiempo lo hizo parte de sus días y nunca más se bajo de los patines.
Ella y sus dos hermanos practicaron siempre deporte, por lo que a sus padres se les hacía difícil solventar los gastos que implica. Sin embargo, para Romina esto no fue impedimento, ya que encontró un modo de costear sus gastos haciendo mallas para la disciplina que tanto le apasiona: “Yo me hacía mis propias mallas y me empezaron a pedir. Así es que me puse confeccionar para venderle a otros patinadores y eso me ayudaba un montón”.
El patinaje acompañó a Romina incluso durante sus estudios universitarios; hizo la carrera de contadora en la Universidad Nacional de Cuyo. En esta etapa y como a todos los deportistas le ocurre, entrenar y competir se hizo cuesta arriba. “En los últimos años entrenada, estudiaba, hacía mallas y empecé a trabajar en una empresa en la que quedé luego de mis pasantías de la carrera. Fue muy duro”, recordó la joven de Guaymallén. Afortunadamente, en abril del 2018 terminó su carrera de contadora con muchísimo sacrificio.
En 2012, Romina asistió a un Stage de Patinaje Artístico en Buenos Aires, al que concurren los mejores entrenadores del mundo y fue reconocida por una de las mejores entrenadoras, la italiana Sara Locandro, quien la invitó a entrenar en su país. “Había muchos patinadores y ellos corregían la parte técnica para también observaban. Era la primera vez que traían muchos técnicos internacionales y entre ellos, venía la mejor técnica del mundo, que en ese momento tenía una alumna que había sido 15 veces campeona del mundo. No estuve en la categoría del
grupo más alto pero me fue muy bien y ella me invitó a entrenar en Italia. Yo en ese momento no podía ir por una cuestión económica. Estaba estudiando en la facultad y recién empezaba y lamentablemente no podía trabajar como para ganar el dinero para viajar. Hacía mallas en mi casa para vender, ese fue mi ingreso para poder entrenar”.
Luego de esa invitación, Romina fue invitada por la italiana todos los años, pero no podía asistir hasta que empezó a trabajar y se le dio la oportunidad: “En el 2017, ya había terminado de cursar, hice las pasantías y quedé en esa empresa. Fue ahí, cuando por primera vez pude viajar y fui a entrenar. Estuve en Boario, que es un pueblo del norte de Italia”.
En 2018, además de viajar a Italia nuevamente, participó en el Panamericano en Colombia “que fue mi primero torneo oficial fuerte. Después fui al Sudamericano en Brasil. La experiencia fue muy buena pero me di cuenta que las patinadoras que competían lo hacían desde mini infantil y yo entré en senior, ellas tenían muchísima experiencia. En el Panamericano yo competí con una fractura de sacro y quedé décima entre 35. Estaba frustrada
porque sabía que yo podía dar más, pero igual estaba contenta”.
Para 2020, Romina tiene grandes expectativas: “Ahora estoy haciendo una pretemporada fuerte, la idea este año es llegar con todo. Tengo los entrenamientos del seleccionado, que empiezan en febrero, pero todavía no dicen quienes van. Tengo que clasificar y ahí me llamarían. Después hay un Open en marzo en Mar del Plata y después el Panamericano, el Nacional y el Mundial”.
La joven de Guaymallén, entrena desde el 2015 en la UNCuyo con Karina Lois y asiste al gimansio PeSaRi, en donde la prepara Rafael Pennisi. En los últimos meses comenzó a hacer comedia musical para perfeccionar su performance en las competencias.
Seguimiento en el Centro de Promoción de Salud y Medicina Deportiva
Romina fue una de las primeras deportistas que recibieron controles en el centro de la Subsecretaría de Deportes. Allá por 2009, llegó junto a 3 patinadoras para ser evaluada y desde entonces visitó al equipo de profesionales de Deportes, “la psicóloga (por Martina Canizo) siempre me ha acompañado en mi carrera, sobre todo cuando entré a la facultad, la semana que viene tengo turno. Me organizo con el trabajo y cuando puedo vengo. Los kinesiólogos también me controlaron con mis lesiones, Martín Laredo y Rodrigo Araya. Estoy muy agradecida”.
Durante la mañana de este martes, Romina fue recibida por el subsecretario de Deportes, Federico Chiapetta quien le entregó un subsidio para solventar gastos de 2019.
Actualmente trabaja y está potenciando su emprendimiento de mallas (quiere crear su propia marca), tarea que durante muchos años le permitió desarrollar su carrera en el patinaje artístico y sortear los gastos que implica. A su 26 años, Romina tiene las condiciones técnicas para seguir compitiendo a nivel internacional, pero sobre todo, el coraje para hacerlo.