Para abordar la compleja realidad del recurso hídrico en Mendoza y articular con diferentes actores para enfrentar los retos y encontrar soluciones, la Red Integral para la Gestión del Agua -RIGA - promovió un encuentro con académicos del exterior y del ámbito local. Es por ello que convocó al experto en Recursos Hídricos y Políticas Públicas, Christopher Scott, de la Universidad de Arizona, quien llegó a la UNCUYO junto al subdirector del Centro Udall para Estudios de Políticas Públicas y director de los programas ambientales de esa Academia, Robert Varady. De las disertaciones también fue parte el secretario de Gestión Hídrica del Departamento General de Irrigación, Mario Salomón.
Christopher Scott se refirió a las tendencias y desafíos que el cambio climático marca para el continente americano en los próximos años. Para ello introdujo dos conceptos nodales que surgen de investigaciones aplicadas de la Universidad de Arizona y que, a su vez, pueden aportar para futuros estudios comparativos con científicos locales, aprovechando que Mendoza y el estado de Arizona comparten similitudes en sus regímenes climatológicos.
El primer concepto al que se refirió fue el de “cambio global”, que es más extensivo que el de cambio climático, porque incluye las tendencias de clima, agua y precipitaciones, y también los factores económicos y sociales. Scott explicó que muchos de los pronósticos a nivel mundial y regional avizoran que en forma inevitable nos acercamos a un mundo “cada vez más caluroso”. Como la oferta y disponibilidad de agua es más difícil de predecir, porque dependen de los fenómenos meteorológicos y de cada región, existe “cierta incertidumbre en los pronósticos de la precipitación” (es decir, la cantidad de nieve y lluvia que cada región recibirá).
Asimismo, las tendencias demuestran una pronunciada variabilidad con sequías, crecidas e inundaciones. “Todos los modelos indican que el futuro va a ser más variable que el pasado y el presente” aseguró Scott. Las proyecciones también revelan un calentamiento más rápido en la parte central de Suramérica (Mendoza, San Juan y valles de Chile) que en otras zonas del continente, con temperaturas que subirán hasta 4ºC o más en un período de menos de un siglo. A su vez, las tendencias en las precipitaciones señalan que habrá una disminución en las mismas.
Frente a esa realidad, Scott elaboró el concepto de “seguridad hídrica”, que definió como la disponibilidad de cantidades y calidades de agua suficientes para las necesidades de las sociedades humanas y de los ecosistemas, en el contexto de cambio global actual y el futuro. En torno a este concepto se ordenan las investigaciones que el científico lleva adelante en la red virtual AQUASEC, un Centro de Investigación que recibe financiamiento de instituciones internacionales y también de los gobiernos de los países que participan de ella: Estados Unidos, México, Argentina, Chile, Perú y Brasil.
Para el especialista, el escenario global y climático requiere de profundizar una “cultura del agua”, es decir, de contar con capacidad de respuesta no sólo a partir de obras e infraestructura, sino de gestión, manejo y decisiones políticas de los países. Sobre el cierre de su presentación, Scott expuso una serie de respuestas adaptativas en las que tienen que trabajar los países de la región para dar batalla a ese escenario, a saber: la planeación bajo incertidumbre; el diálogo ciencia-política; el manejo de la demanda de agua y la reutilización; la infraestructura mediana-pequeña y flexible; y la restauración ecológica para la provisión de servicios ecosistémicos.
Recibió a la comitiva estadounidense la decana de nuestra Facultad, Esther Sánchez, y el titular del departamento General de Irrigación, José Luis Álvarez. Después de reunirse con el rector de la UNCUYO, Daniel Pizzi –y antes de la conferencia-, los académicos de Arizona y los funcionarios de Irrigación firmaron un convenio, en el seno de las acciones que impulsa RIGA.
La Red se creó en noviembre de 2014 como un espacio para las instituciones vinculadas con el agua, a nivel gubernamental, académico-científico –entre ellos la UNCUYO– y de los usuarios. Desde entonces, trabaja de manera conjunta y horizontal para identificar grandes líneas de acción que permitan a la comunidad alcanzar la sustentabilidad socio-ambiental en la gestión integral de los recursos hídricos.