Celebramos la oportunidad de la presentación del Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2017 en el seno de la MRS. Felicitamos y agradecemos a quienes dirigieron y elaboraron el mismo, reconociendo los inimaginables esfuerzo, tiempo, conocimiento y creatividad invertidos en la búsqueda de evidencias dada la pobre –y hasta hace poco- distorsionada información de estadísticas y censos nacionales. Este valioso material será una herramienta central para los maestrandos y públicos de interés de la MRS.
Nos queda claro que, así como los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) son la “gran utopía” para expandir conciencias y promover imprescindibles cambios globales el Programa de Desarrollo Humano 2030 para Argentina tiene hoy más características de intención y desafío que de concreción y logro.
En este punto considero oportuno reproducir, una vez más, las muy vigentes palabras del periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano:
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”
¡Bienvenidas las utopías
¡Bienvenidos los avances!
¡Bienvenidos los imprescindibles cambios!
¡Qué bueno que estamos caminando!
Los argentinos somos conocidos por nuestras reconocidas capacidades individuales, nuestro excelente desempeño, creatividad y efectividad en contexto socioeconómicos, jurídicos y culturales estables. Nos adaptamos rápidamente y bien.
Aquí, en nuestro país, en contextos inestables, poco equilibrados, inseguros, frecuentemente fracasamos en nuestra organización y desempeño colectivos. Durante bastante tiempo los distintos sectores de la sociedad (público, privado, y de la sociedad civil) hemos tendido a priorizar nuestros intereses sectoriales por sobre los del conjunto social generando falta de armonía y conflictos, causas de inestabilidad.
Con numerosas y afortunadas excepciones, aún hoy, parte del sector político menos responsable se dedica a acumular poder a cualquier costo social. También parte del sector privado más poderoso y menos responsable sigue buscando acumular riqueza a cualquier costo social o ambiental. Mientras tantos muchas PyMEs, emprendedores, cooperativas y organizaciones de la sociedad civil (OSC) luchan por sobrevivir. Mientras la justicia, en un marco de elevada litigiosidad, lentitud e ineficiencia, se debate y demora en el laberinto de su opaca burocracia.
En este contexto, la ciudadanía participativa parece una utopía más: a muchos funcionarios les molesta, luego la ignoran o rechazan. Y a mucha gente no le interesa por comodidad o escepticismo. Dejamos ese papel a unos pocos a quienes Oded Grajew (empresario brasileño, Presidente y fundador de ETHOS, fundador del Foro Social Mundial) llamó “los héroes” cuando expuso en la MRS. Pero él mismo nos advirtió que, en su larga y vasta experiencia, estos no podrán impulsar los cambios sin el apoyo de “la presión social”. Serán sacrificados en el camino, logrando sólo un reducido impacto en el cambio de conciencia buscado.
Quisiera agregar unas líneas a modo de Comentarios:
Los siguientes ODS están muy interrelacionados:
Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades.
En el panel de la MRS sobre problemas de alimentación en Argentina, contamos con la excelente y generosa participación de funcionarios del Gobierno de Mendoza, del equipo de la Fundación Banco de Alimentos Mendoza, dos ex presidentes de la Red Argentina de Bancos de Alimentos y del prestigioso Dr. Abel Albino, presidente y fundador de CONIN. La conclusión común es que la demanda de los servicios y contribución social de estas OSC crece continuamente en lugar de reducirse, como esperábamos. Es por ello que nos ocupamos de comentar brevemente sobre el ODS 2, obviamente muy relacionado con el 1 y el 3.
Hoy se dice que Argentina tiene el potencial de proveer alimentos a 400 millones de personas. Lamentablemente no alimentamos bien a 44 millones. La pobreza estructural en nuestro país somete a entre un cuarto y un tercio de la población desde hace más de 30 años, afectando principalmente a los niños, vulnerando severamente su derecho a una alimentación adecuada en calidad y cantidad que garantice su buen crecimiento, desarrollo y salud. Mientras tanto se multiplica la necesidad de centros y hospitalitos de CONIN y crece la lista de espera de organizaciones que requieren asistencia del Banco de Alimentos de Mendoza que ya apoya la alimentación de más de veinte mil personas.
El problema no es la falta de riqueza. Es su creciente concentración (en Argentina y en el mundo) y su consecuencia directa e inmediata: el aumento de la inequidad.
Creemos que el problema del Hambre y la Alimentación es la GRAN PARADOJA ARGENTINA y uno de nuestros mayores e ineludibles desafíos.
ODS 16: Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y construir a todos los niveles instituciones eficaces e inclusivas que rindan cuentas. Incluye:
Reducir sustancialmente la corrupción y el soborno en todas sus formas. Crear instituciones eficaces, responsables y transparentes en todos los niveles. Garantizar la adopción de decisiones inclusivas, participativas y representativas que respondan a las necesidades en todos los niveles.
¿Por qué elegimos comentar sobre este ODS?
Porque incluye lo que entendemos es uno de los males generalizados con mayor impacto negativo en todas las dimensiones y niveles de la sostenibilidad: la corrupción.
Con nuestros maestrandos de la MRS participamos del 13° foro de VALOS: Transparencia y Gestión el Futuro de las Organizaciones, realizado el 31 de mayo. Escuchamos la opinión de prestigiosos expositores como Hugo Wortman y Marta Oyanarte de Poder Ciudadano, Hugo Alconada Mon de diario La Nación, Laura Alonso a cargo de la Oficina Anticorrupción de la Nación (creada por Ley 25.233), Marlo Reis (ex juez de Brasil, autor del libro “la República del Soborno”), Carlos March (FundaciónAVINA), y representantes de organizaciones internacionales como Alliance for Integrity (con sede en Berlín). Todos, sin excepción, destacaron la gravedad del problema de la corrupción y ejemplificaron sobre su enorme impacto y alcance.
Si se revisa el Anexo 3, matriz A3.1 del informe que comentamos, aparece en rojo la disponibilidad de información sobre corrupción e instituciones eficaces y transparentes y crimen organizado en Argentina. Esto pone en evidencia el insuficiente soporte legal e informativo sobre estos temas.
Como negativo podríamos mencionar la limitación de la responsabilidad de los funcionarios públicos (Ley 26.944 régimen específico del estado y los funcionarios y Ley provincial 8.986 de mayo de 2017 que limita la responsabilidad del estado en Mendoza).
Como avances positivos podemos citar algunas de las leyes nacionales relacionadas al tema como la Ley 25.188 de Ética Pública y la Ley 27.275 sobre Derecho al Acceso a la Información Pública. También hay planes de apertura de datos, justicia abierta, etc. Destacamos iniciativas de OSC como Nuestra Mendoza (inspirada en Bogotá Cómo Vamos y Nossa Sao Paulo) sobre Planes de Metas en los municipios del Gran Mendoza, a los que ya han adherido Maipú, Godoy Cruz y Capital y el desarrollo y aplicación de la plataforma digital SUMEN para facilitar la participación, seguimiento y comunicación de los vecinos, implementada en Maipú y –más recientemente- en Godoy Cruz.
Nos queda claro que sin valores sistematizados en instituciones transparentes y eficaces (especialmente la Justicia), se erosionan todos los pilares de una democracia participativa, representativa, republicana y federal, que elegimos como sistema de organización social y gobierno.
Pero una visión borrosa, por falta de transparencia atenta contra esos valores. En poco menos de 30 años, transitamos por los ideales de la recuperación de la democracia a partir de 1983, pasando a un creciente pragmatismo transgresor durante los 90, una gran crisis socio política y económica, a fines del 2001 y durante el 2002, y luego una progresiva sistematización e institucionalización de la corrupción durante los últimos 15 años.
¿Cómo salimos de esto? ¿Buscando nuevamente liderazgos mesiánicos o caudillezcos como en otras épocas de nuestra historia?
Creemos que las grandes lecciones sobre ética y convivencia social que recibimos en la MRS del Profesor Walter Cueto y del inestimable y muy coherente intelectual y pensador Santiago Kovadlof nos muestran otros caminos.
La “Cultura del Cuidado” de la encíclica Laudato Si y la “Ética del Cuidado” brillantemente expuesta por Bernardo Toro (Filósofo Colombiano, miembro de Avina) nos invitan a cambiar paradigmas obsoletos e ineficaces.
Estamos convencidos que la clave del cambio está en una nueva conciencia que nos permita ganar energía en la participación ciudadana para llevar adelante una co construcción social basada en los mismos valores implícitos en los conceptos de democracia y república que declamamos sostener pero que no practicamos debida y adecuadamente y que se ven agredidos y reducidos por efecto del flagelo de la corrupción.
¿No deberíamos pensar en plantear una nueva utopía, un nuevo ODS, el número 18: CORRUPCIÓN CERO?
Osvaldo Roby
Director Académico
MRS UNCuyo
Julio de 2017